La arquitectura bioclimática es, quizás, la rama del diseño edificatorio que mejor conjuga el conocimiento y experiencia histórica de la arquitectura vernácula con las tecnologías presentes. Es, por tanto, la perfecta combinación de las técnicas y sistemas tradicionales, estrategias de adaptación al medio y aprovechamiento de las condiciones locales, con una serie de mecanismos y dispositivos contemporáneos de captación y protección solar, ventilación, etc.
La arquitectura bioclimática es, para nuestro equipo, una filosofía, una metodología, un eje vertebrador de nuestra forma de pensar y diseñar. No es posible, por tanto, para Rebive, concebir una vivienda o un edificio sin pensarlos de manera estratégica e integral, con el mínimo impacto y el mínimo uso de recursos.
La arquitectura bioclimática es, a la vez, tradicional y contemporánea, inteligente y humilde, innovadora y sensible.
Para facilitar el entendimiento de esta filosofía de diseño, vamos a explicar los siguientes puntos imprescindibles en la arquitectura bioclimática.
- El clima y el edificio.
- El confort térmico.
- Las estrategias de diseño.
- EL comportamiento térmico del edificio.
- El soleamiento.
- El viento y la ventilación en la arquitectura.
- La vegetación.
- Los dispositivos bioclimáticos.
- El/la usuario/a como cómplice bioclimático.
- El clima y el edificio.
La arquitectura bioclimática construye con el clima. Por tanto, cada lugar específico configurará una arquitectura determinada. Resultaría muy complicado extrapolar modelos con un buen funcionamiento bioclimático de unas latitudes a otras. Las condiciones son específicas en cada lugar, por lo que serán construcciones muy enraizadas en el territorio, sensibles y personalizadas.
- El confort térmico.
Si el clima es el cómo de lo bioclimático, el confort y el bienestar son los para qués.
El confort térmico dependerá del ambiente climático (temperatura, la humedad, la radiación solar y la velocidad del aire) pero también de otros factores relativos a la persona como la vestimenta, la actividad, los hábitos culturales.
- Las estrategias previas de diseño.
Las principales estrategias bioclimáticas a tener en cuenta tienen que ver con la ubicación, la forma, compacidad y volumen del edificio y la orientación. A partir de estos tres condicionantes de partida vamos a poder integrar el resto de decisiones de diseño.
- EL comportamiento térmico del edificio.
El funcionamiento pasivo del edificio va a depender de:
La envolvente térmica. La composición constructiva de las capas que componen la envolvente del edificio (fachadas, suelo, cubierta) va a determinar el nivel de pérdidas y ganancias de calor.
- Aislamiento térmico. Constituye la capa térmica más importante de la envolvente que va a frenar el paso del calor. Un edificio bien diseñado (con un adecuado factor de forma y sin puentes térmicos) y bien aislado va a tener una demanda energética nula o casi nula.
- Huecos: Una vez aisladas las zonas opacas de la vivienda, el calor va a buscar el siguiente punto más débil (menos resistente al paso del calor): los vidrios y carpinterías de ventanas, puertas y lucernarios. Por ello, se hace especialmente la inversión en ventanas de altas prestaciones.
- Estanqueidad: Se trata de reducir al mínimo la permeabilidad al aire, con un cuidado de los sellados de juntas y encuentros.
La inercia térmica. Es la capacidad de algunos elementos constructivos (sistemas de alta densidad, calor específico y espesor) para almacenar calor y liberarlo de manera paulatina, por lo que va a actuar como un regulador térmico. La inercia térmica, por tanto, es especialmente útil en climas con gradientes importantes de temperatura entre el día y la noche.
El comportamiento térmico del edificio también tiene que ver con cómo se adapta e interactúa el edificio frente al sol y el viento:
- El soleamiento.
El sol, además de iluminarnos las estancias, nos proporciona energía en forma de calor. Si diseñamos bien el edificio teniendo en cuenta el movimiento del sol a lo largo del día y del año, podemos reducir en gran medida las fuentes de calor activas y con ello ahorrar en nuestro consumo energético.
- El viento y la ventilación en la arquitectura.
La ventilación natural, además de garantizar la correcta calidad del aire, puede influir en el confort térmico gracias al movimiento del aire. Un correcto diseño de los huecos de las fachadas (en fachadas opuestas/cruzadas es produce un mayor movimiento del aire) y su relación es un gran aliado natural en verano.
- La vegetación y el agua.
Tanto la vegetación como el agua son muy utilizados en la arquitectura vernácula y en el diseño urbano para la refrigeración natural mediante el enfriamiento evaporativo (aumento de la humedad).
La vegetación también es un elemento fundamental de control de la radiación solar (invierno/verano hoja caduca/hoja perenne) y de protección frente al viento.
Los techos verdes son sistemas de aislamiento natural de las cubiertas de los edificios, mejorando el comportamiento térmico del edificio, además de ayudar a mejorar la calidad del aire y reducir la isla de calor.
- Los dispositivos bioclimáticos.
Invernaderos y galerías acristaladas. Son construcciones ligeras, acristaladas, transparentes o translúcidas, anexas a la edificación que funcionan como reguladores/tampones térmicos entre el exterior y el interior. Estos elementos tienen un gran potencial de mejora del confort y de ahorro del consumo energético, puesto que conjugan la radiación solar y la ventilación natural en función de la hora del día y de la estación del año.
Protecciones solares/brise soleil. Es el conjunto de elementos que engloban las pérgolas, parasoles, persianas y estores, lamas, contraventanas etc. que se diseñan en función de la ubicación y la orientación para un correcto control de la radiación y captación solar.
Patios. Son elementos muy utilizados en la arquitectura vernácula de zonas muy cálidas para generar espacios de sombra, refresco y ventilación natural.
Muros trombe. Es un sistema de captación solar pasivo que acumula la energía solar que recibe un muro, convirtiéndose en un sencillo sistema de calefacción.
- El/la usuario/a como cómplice bioclimático.
Si bien son útiles ciertos niveles de automatización en la protección solar, la ventilación del aire, etc, creemos que un/a usuario/a con información e implicación en el correcto uso de su vivienda supone el mejor sistema domótico.