¿Y si nos vamos a vivir juntas al campo?¿Y si rehabilitamos una aldea, una casona o un pueblito? ¿Es posible vivir de una manera más sostenible, en contacto con la naturaleza, sin perder redes de apoyo?

La respuesta es sí. Y no sólo es posible, también es cada día una opción más factible y frecuente entre muchas personas.

Las razones pueden ser muy variadas: una mayor relación con la naturaleza, una vida más tranquila, más sostenible, por cuestiones económicas, salud,  trabajo, por el anhelo de la vida en el campo…

La realidad que vivimos también ha supuesto cambios importantes en nuestros modos de vida y de trabajo, especialmente tras una pandemia.

¿Pero cómo empezar?

Lo primero es juntarse unas cuantas personas con ese interés compartido de construir un proyecto de vida en común más cerca de la naturaleza. Al principio puede ser simplemente una idea sugerente que nos ronda la cabeza. Tras reflexiones con amigos/as, familia, compañeras/os resulta que la idea no sólo no se desvanece sino que ilusiona y une. Se atiende a alguna charla, se consulta bibliografía, se habla con algún técnico asesor…

Una vez hay un grupo motor y un proyecto común es hora de ponerse manos a la obra. Hay que definir el qué, el cuando, el cómo, el dónde. No hay nadie mejor que el grupo semilla con algún posible apoyo técnico para definir su proyecto. Desde ReBive podemos echaros una mano, si lo necesitáis.

En esta entrada nos vamos a centrar en la dimensión espacial, arquitectónica y urbanística del proyecto.

¿Pero cómo decidimos dónde entre tantas opciones?

La búsqueda del lugar es un proceso complejo por la cantidad de variables implicadas y por la importancia de la decisión, que supone un cambio vital. Por ello, puede ser útil disponer de una hoja de ruta clara, para saber cuáles son los pasos que tenemos que ir dando, y no perdernos en el camino.

Podéis hacerlo por vuestra cuenta o pedirnos asesoramiento puntual o gradual para poner un poco de luz en el proceso.

¿Cómo tomamos las decisiones?

Sugerimos que la manera de llegar a estas conclusiones sea a través de sesiones de trabajo o talleres grupales utilizando materiales y  herramientas como maquetas y diagramas para un buen pensamiento colectivo. Esto nos permite visibilizar las cuestiones a debate y facilitar la toma de decisiones.

¿Cuáles son los criterios de búsqueda? ¿Cómo escoger el correcto terreno o edificio a rehabilitar?

Por un lado, conviene tener en cuenta aquellos criterios que tienen que ver con los condicionantes del propio terreno/edificio: coste, proximidad, paisaje, pendiente, edificabilidad, calificación urbanística, vistas, orientaciones. Además, hay que tener en cuenta la normativa urbanística, distinta en cada municipio. Sin dejar de pensar en otras regulaciones del uso del suelo en otras escalas de la administración.

Por otro lado, aquellas variables que tienen que ver más con nuestro proyecto común: cómo queremos vivir, qué espacios necesitamos, cómo queremos relacionarnos, qué tipología queremos, que estilo, etc.

Es importante poder trabajar estas dos partes por separado y poderlas cruzar con cada terreno/edificio que encontramos.

Pero, ¿Cómo ordenamos y priorizamos?

Es interesante establecer cuáles de esos criterios tienen más peso que otros. Esto nos va a permitir ponderar y ordenar las diferentes posibilidades.

1. Tanteo de terrenos y edificios.

Una vez tenemos claros los criterios es cuando podemos empezar a mirar en plataformas, preguntar a amigos/as, a familiares, etc. Muchas de las opciones que de otra manera habría inundado nuestra lista de opciones quedarán fuera, por lo que ahorraremos mucho tiempo para las siguientes fases. Para este primer tanteo resulta muy útil contar ya con una asesoría específica para tener unos números en la cabeza de los diferentes costes asociados por cada tipología: terreno, edificio en buen estado, granero deteriorado, casona, masía, etc.

2. Comparativa, visita y observación.

De entre las diferentes opciones podemos hacer una comparativa, así como dedicar cierto tiempo a visitar los terrenos/edificios y sus entornos.  Incluso podemos hablar con los vecinos/as y tenderos/as locales para tener alguna información vivencial.

3. Viabilidad

Una vez tenemos seleccionados 2 o 3 terrenos/edificios recomendamos hacer un estudio de viabilidad técnico y económico antes de pensar en comprarlo. Esta fase es muy recomendable para empezar a manejar números gordos del coste que podría suponer y de las posibilidades a nivel legal.

No sería el primer caso de una familiar que ha comprado un terreno pensando que allí podría construir la casa de sus sueños porque la finca de al lado ya disponía de una casa, y nos hemos topado con la imposibilidad de edificar por tratarse de un suelo no urbanizable (rústico) o urbanizable sin desarrollar.

Uno de los mayores problemas que surgen en el proceso es la financiación, tanto a largo plazo como a la hora de poner la entrada inicial (en torno al 20-30%). Pueden estudiarse distintas opciones de financiación, fórmulas intermedias de alquiler con derecho a compra, derecho de superficie, etc.

3. Fase de proyecto y obras.
Anteproyecto

Muy ligado a la fase anterior, está el llevar a cabo un boceto del proyecto común a partir de talleres de codiseño donde los futuros usuarios/as participen en la definición urbana del conjunto.

Proyecto Técnico, Licencias y Obras.

Es en esta fase cuando redactamos el proyecto técnico con el que tramitar la licencia oportuna. El proyecto también nos servirá para plasmar las mediciones que servirán de base para licitar la ejecución de las obras a  diferentes empresas. Es importante conocer todos los agentes implicados en el proceso de la edificación (arquitecto/a, arquitect/a técnico/a, contratista, jefe de obra, encargado, etc.) y los roles de cada uno de ellos.

Referencias.

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